El queso es probablemente uno de los agregados para el pan más típico de todas las personas vegetarianas. Es una de las opciones más rápidas para escoger, pero hay varios motivos que te deberían hacer cuestionarte sobre su elección:
Aporte nutricional
Nutricionalmente hablando, el queso es casi 100% grasa animal, es decir, grasas saturadas. Las grasas saturadas son las responsables de aumentar los niveles de colesterol en la sangre, aumentando el riesgo de formar “tapones” en las arterias y provocar un infarto cardiaco o accidente cerebrovascular. De hecho, uno de los motivos por los que la alimentación basada en plantas es beneficiosa para la salud es precisamente por su bajo aporte de este tipo de grasas.
Muchas personas mantienen el consumo de queso porque es un lácteo y lo asocian a una buena fuente de proteínas. ¡Pero el queso casi no tiene proteínas! De hecho, la base de su elaboración consiste en separar la grasa de las proteínas de la leche; esas proteínas se utilizan para la elaboración de suplementos (el típico Whey Protein) y la fracción grasa para la elaboración del queso. En una porción de consumo habitual de queso vs. tofu, encontramos casi las mismas calorías, pero el tofu aporta más del doble de las proteínas que contiene el queso.
Precio
¿Es realmente el queso una opción económica para el pan? En general, el ¼ de kg de queso lo encuentras alrededor de los $2.000. En promedio, el tofu a granel lo puedes encontrar a $2.600 el kg, es decir, casi al mismo precio, te llevas haaaarto más que lo que hubieses comprado de queso.
“Ay, pero es que yo quiero queso y el tofu no es lo mismo”. Bueno, si vives en Santiago, con esos mismos $2.000 con los que compras sólo 250 g de queso, puedes comprar 500 g de queso vegetal Mamma’s Mozza (nutricionalmente tampoco es bueno, pero sí te servirá de reemplazo directo para esas preparaciones que necesitan quesito para que queden bien).
Impacto medioambiental
La industria ganadera –tanto para la producción de carne como de lácteos y derivados– es por lejos una de las industrias más contaminantes a nivel mundial. De acuerdo a la calculadora de la BBC sobre el impacto de los alimentos en el cambio climático (puedes acceder aquí: https://www.bbc.com/news/science-environment-46459714), si consumes queso día por medio durante 1 año, habrás contribuido con más de 200 kg de gases de efecto invernadero, lo que equivale a:
Manejar un auto más de 800 km
Calentar una casa por más de 30 días
Más de 47.000 litros de agua (más de 700 duchas, es decir, como ducharse 2 veces al día EXTRA a tu ducha habitual, ¡sólo por comer queso!)
Uso de tierra: 2 canchas de tenis
¿Y si lo comparamos de nuevo con el tofu? Si comes tofu también día por medio durante 1 año, en vez de contribuir con 200 kg de gases de efecto invernadero, sólo contribuirás con 33 kg (o sea, 6 veces menos).
Elaboración: ¿implica menos sufrimiento animal que un trozo de carne?
Ya, pero aquí viene lo más chocante. Ni siquiera les quiero hablar del sufrimiento animal de la industria ganadera porque me imagino que todos y todas lo conocemos (y es un tema muy fuerte que me duele profundizar), pero, si quieres y lo aguantas, puedes ver este video: https://www.youtube.com/watch?time_continue=4&v=GRdJs85lS-0&feature=emb_logo&has_verified=1
No. Les quiero hablar de la elaboración del queso. ¿Alguna vez te has cuestionado sobre cómo se produce? Yo, al menos, lo encuentro asqueroso. La leche de vaca se fermenta y, para que cuaje, se le agrega cuajo bovino, que es una sustancia que se extrae de las mucosas del estómago de terneros (para ser exacta, de su cuarto estómago). ¿Rico, cierto?
¿Qué hago ahora?
¡Prueba otros agregados en tu pan! Puedes incluir mantequilla de maní o almendras, tofu (en sus mil versiones: pasta de tofu, no-huevo revuelto, tofu salteado u horneado, etc), palta, mermelada casera, hummus (también en sus mil variedades: de porotos negros, con merkén, con betarraga, zanahoria, cebolla caramelizada, nueces, etc) y verduras (tomate, champiñones salteados, pimentón, pepinillos, etc). ¡Hay mil opciones!